Estambul

Sábado.-

Salimos del aeropuerto Madrid Barajas.- 14: 32 Vuelo PC1001 de Pegasus Airlines

El vuelo en Pegasus, es un auténtico low-cost. Asientos pequeños (escasos 80 cm entre respaldo y respaldo), no aptos para personas de estatura normal, menos mal que al menos vamos en pasillo, eso si con un coste extra.

Tras 4 horas y media de viaje llegamos a el Aeropuerto SAW Estambul, en el avión, ni cacahuetes. Pero al menos el vuelo puntual.

A los que llegan por primera vez, decirles que antes de pasar la aduana hay que comprar el visado en un pequeño local situado antes del inicio de las colas. Precio 50 € persona. Es importante advertirlo porque hemos visto muchos pasajeros que llegaban a la aduana y les hacían retroceder hasta inicio.

El aeropuerto SAW está bastante lejos de la ciudad, cerca de 75 minutos en coche, por lo que es conveniente tener cerrado el transporte previamente.

Muchos hoteles te ofrecen transporte, coste aproximado 60 €.

Llegamos al hotel. Nuestro hotel, el Golden Royal hotel, está muy bien situado, y es un hotel pequeño, prácticamente recién rehabilitado, a pocos metros de la columna de Constantino y a 10 minutos de la plaza de las mezquitas (Mezquita Azul y Santa Sofía).

Ya es hora de cena, así que nos acercamos a probar un restaurante Turco, Restaurante Anatolia, justo enfrente de la Columna de Constantino. Probamos una Cazolette típica turca. Muy rica y a muy buen precio.

Para bajar la cena, nada mejor que un buen paseo por la ciudad, así que vamos a ver la plaza de las mezquitas de noche.

Domingo..-

Desayuno en el hotel.- El desayuno, tipo buffet, deja mucho que desear. Poca variedad y muy escaso. Pero es lo que hay.

Regresamos a la Explanada de las mezquitas, para iniciar la jornada turística. Al llegar a la zona, nos encontramos en primer lugar con el mausoleo del Sultán Ahmed Medresesi.

En el mausoleo, tras descalzarnos, nos encontramos con una serie de catafalcos, cubiertos por telas y, algunos de ellos coronados por turbantes. Se nos dice que los que llevan turbantes son los varones aunque no nos quedó muy claro si además eran reinantes, ya que es costumbre que las mujeres están enterradas en otro mausoleo separado.

El sultán Ahmet I es conocido principalmente por abolir la costumbre Otomana del fratricidio real, en el que el heredero, normalmente ordenaba el asesinato de sus hermanos para evitar tentaciones, Quizá por eso, en su mausoleo existen tantos tumbas de familiares varones que coexisten junto a su catafalco.

También Ahmed, ordenó la construcción de la Mezquita Azul, única en el mundo con 6 minaretes.

A escasos metros del mausoleo, nos encontramos con la vista fabulosa de la plaza de las mezquitas, con la Mezquita Azul a derecha, y Santa Sofía a izquierda.

La plaza, impresionante, muy despejada, y, urbanísticamente, hay que considerarla una maravilla. Las dos mezquitas enfrentadas, y separadas por una explanada y con fuentes iluminadas, no tiene desperdicio.

Siguiendo comentarios de las guias, y para evitar las colas que se forman a media mañana, decidimos ir primero a la Mezquita Azul…. Pero, mala suerte, está cerrada por restauración y no abre hasta el día previo al Ramadán (esta vez 15 de mayo) Hay que conformarse con ver el exterior y los patios. Una maravilla, pero nos queda la pena de no haber podido visitar el interior. Buena excusa para tener que volver.

Mezquita Azul

También conocida como la Mezquita del Sultán Ahmet, fue construida durante el reinado del decimocuarto sultán otomano, Ahmet I, entre 1603 y 1617.

Es la mezquita más grande y fastuosa de Istanbul.

Fue construida por el discípulo del arquitecto Mimar Sinan, Mehmet Aga.

Su construcción, iniciada en 1609, finalizó en 1616.

La mezquita fue construida junto con una madraza, escuela coránica, un asilo, un lugar para la venta de artesanía, un kervansaray, alojamiento para camellos, una fuente y un külliye, un complejo social y religioso.

El arquitecto de la mezquita, Mehmet Aga recibió el apodo de Sedefkar, el marquetero.

El lugar elegido para la construcción de la mezquita fue el centro de la ciudad, antiguo emplazamiento de un hipódromo romano.

Uno de los motivos para su elección era que se encontraba cerca del Palacio Topkapi.

El cuidado que mostraron en la elección del lugar es un reflejo del posterior esmero que pusieron en elegir los materiales de construcción y en la decoración de la mezquita.

Los 21.043 azulejos usados en su construcción fueron confeccionados en los talleres del palacio; las alfombras de cientos de metros cuadrados fueron tejidas en los telares imperiales y los cristales de las lámparas de aceite fueron traídas del extranjero.

Existen cinco puertas para entrar al patio exterior de la mezquita.

El patio de delante, al que se accede por unas escaleras, tiene cinco entradas.

En el lado norte, debajo del patio interior, encontramos las fuentes de abluciones.

En el centro del patio se encuentra un magnífico sardivan, fuente de abluciones, de forma hexagonal con seis columnas de granito que forman el peristilo, siete a un lado y ocho al otro, hay construidas treinta pequeñas cúpulas.

En el lado sureste del palacio se construyó una rampa para que el Sultán pudiera llegar hasta su pabellón.

La mezquita del Sultán Ahmet es la única de Istanbul y de Turquía que posee seis minaretes, lo que le otorga un valor especial entre las mezquitas otomanas.

Los cuatro minaretes de las esquinas tiene cada uno tres balcones, los del patio sólo cuentan con dos.

Según la leyenda, el sultán Ahmet I le pidió al arquitecto una mezquita con minaretes de oro, pero debido al alto coste éste prefirió aumentar el número hasta seis.

Tras admirar un rato los patios, nos dirigimos, atravesando la explanada, a Santa Sofía

Santa Sofia

El emperador Constantino, en el año 360, hizo construir en el centro de la ciudad, en el mismo lugar donde hoy se eleva Santa Sofia, una gran iglesia con el nombre de Megale Ekklesia.

Sobre las ruinas de esta construcción de madera, que se quemó completamente durante un incendio el 20 de junio del 404, fue construida una iglesia más grande y resistente entre los años 404 al 406 por el arquitecto Rufinos y fue inaugurada para el culto el 10 de octubre del 416.

El emperador bizantino Teodasios fue el mecenas de esta segunda iglesia, que constaba de tres naves en forma basilical.

Este edificio, del que pueden verse todavía los restos de su base, las escaleras y un friso decorado con relieves de ovejas justo delante del museo, fue prácticamente destruido por los opositores del emperador durante la insurrección de Nika.

El emperador Justiniano, que recuperó el poder después de esta insurrección, mandó construir la iglesia que se visita hoy en día.

Encargó a los dos arquitectos más famosos de aquella época, el matemático Anthemios de Tralles (actual provincia de Aydin) e Isidoro de Mileto, la construcción de dicha iglesia, que empezó el 23 de febrero y concluyó en tan sólo 5 años y 10 meses, consiguiendo que se inaugurara el 26 de diciembre del 537.

El emperador con esta espléndida obra tenía la ilusión de superar el templo de Salomón en Jerusalén.

Profundamente impresionado por la belleza de Santa Sofia, dicen que exclamó: Salomón, te he superado.

Durante 5 años más de 100.000 obreros y 100 capataces trabajaron en la construcción.

Sin embargo, los tesoros de Santa Sofia fueron saqueados por el ejército de la III cruzada en el año 1204. La mayor parte de los mosaicos de pan de oro del suelo fueron destruidos.

Fatih Sultan Mehmet (conquistador de Istanbul) rezó la primera oración del viernes.

Se construyó entonces un mihrab señalando la dirección de La Kaaba, en la Meca; en una de las esquinas detrás de la iglesia, un minarete de ladrillo y en lugar del monasterio para monjes, delante del edificio, una madraza, escuela coránica, con un patio y cisterna para unos 150 alumnos.

Los mosaicos fueron recubiertos por una fina capa de cal y las cruces de las paredes fueron arrancadas.

De este modo, si dañar demasiado el edificio se preparó para el culto musulmán.

Al segundo minarete, construido en el siglo XV, le siguieron otros dos, construidos en el siglo XVI por el arquitecto Mimar Sinan. Después de la conquista de Constantinopla, el 3 de julio de 1453, en Santa Sofia, invirtió una gran parte de su fortuna para recuperar y convertir Santa Sofia en mezquita.

Largas colas esperan para acceder al museo, pero en esto, aparecen guias que se ofrecen para realizar visitas privadas. Coste del guia 40 lt/pp para la entrada al museo y 100 lt para el guia. La visita para 4 personas es aceptable ya que nos explica todas las curiosidades del museo, pero sin tener que hacer colas para acceder al complejo.

Por cierto, nos comenta que el nombre de Santa Sofía no tiene su origen en su advocación cristiana sino en la palabra griega SOFOS (Sabiduría). Es decir, el complejo está dedicado a la Santa Sabiduría. Parte del interior de la Mezquita está cubierta de andamios.. El guía nos comenta que estos andamios llevan mas de 20 años. ! Se tardó 5 años en construir la iglesia/mezquita y 20 años para sanear el interior! Está claro, ya no se construye como antes…

Nos comentan que, los frescos de la pared, están decorados con pan de oro, y que son los originales. Al parecer los invasores otomanos eran mas civilizados que muchos musulmanes actuales, ya que a pesar de que para el Islam, está prohibido representar figuras humanas, éstos optaron por taparlos con paneles de yeso en lugar de destruirlos, por lo que han podido ser rescatados sin grandes deterioros.

Tras la visita a Santa Sofía y después de despedirnos de nuestro guia, tomamos la calle a la izquierda de la Mezquita y avanzamos hacia el Palacio de Topkapi.

Palacio de Topkapi

Sobre un cabo, entre la confluencia del Bósforo y el Cuerno de Oro, se alza el Palacio de Topkapi, el palacio más antiguo y extenso de los que han sobrevivido hasta nuestros días.

En este opulento entorno vivieron y gobernaron los sultanes y su corte.

Repetimos la jugada. Tras ver la inmensa cola, negociamos con un guia la posibilidad de tener visita privada.

Precio 50lt /pp la entrada y 100 lt para el guia

Accedemos al centro palaciego por el primer patio

  • El Primer Patio

En el patio exterior, o primer patio, hay un magnífico jardín arbolado. Se entra en él por la puerta llamada Bab-i Humayun (la Puerta Imperial). La fuente monumental, situada frente a la fuente de la puerta Bab – i Numayun, es uno de los mejores ejemplos del arte turco del siglo XVII. En torno a este primer patio se situaban las panaderías, la casa de moneda, el cuerpo de guardia, las leñeras y, en la explanada un poco más abajo, los huertos del palacio. de Topkapi

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El primer edificio del palacio, llamado el Pabellón de Azulejos, se encuentra en este patio.

 

 

A la izquierda de la entrada se ve la Iglesia de Santa Irene, construcción bizantina del siglo VI.

 

  • El Segundo Patio

La entrada principal del Museo de Topkapi en el segundo patio es por la puerta llamada Bab-üs Selam (la Puerta de la Salutación).

Al pasar ésta, hay que atravesar una segunda puerta llamada Orta Kapi (la Puerta Medianera) que comunica con el segundo patio, en el que estaba situado el departamento administrativo del Estado.

En este patio, donde sólo el Sultán podía montar a caballo, se podía ver a menudo a la gente que debía resolver algún asunto oficial con el gobierno, y a los representantes de los jenízaros.

En el mismo patio se recibían a los embajadores extranjeros y tenían lugar diversas ceremonias oficiales.

Se cuenta que, en la presencia de entre cinco y diez mil personas durante estas ceremonias, reinaba un silencio absoluto en el patio.

Durante las ceremonias, a las que el sultán solía asistir, el trono imperial se colocaba delante de la puerta, al otro extremo del patio, y en señal de respeto los presentes permanecían de pie, con los brazos cruzados sobre el pecho.

 

 

  • El Harén

El Harén del Palacio de Topkapi consta de unas 400 habitaciones situadas alrededor de pequeños patios recónditos y de largos y estrechos pasillos.

Es la zona del palacio que ha sufrido mayor número de transformaciones. De hecho, en nuestra visita, el Haren estaba cerrado por obras y solo se podían visitar unas pocas estancias.

En el Harén se alojaba la madre del Sultán, sus hermanas e hijas, así como a las Cariyes (concubinas) y a los eunucos negros, que vigilaban el harén y hacían las funciones de superintendentes, constituyendo el cuerpo de criados de la familia imperial.

Nos comenta el guia, que el Haren no tenía el componente sexual que existe en nuestra imaginación, sino mas bien, podía ser un lugar de formación a niñas de todos los lugares del mundo, que eran entregadas como rehenes y que aprendían el Coran y los usos y costumbres de la corte, por lo que eran centros de cultura y de educación.

Después de aprender las costumbres del palacio, las cariyes se agrupaban en varias clases y las que supieran ganarse al Sultán podrían incluso llegar a ser sus esposas.

  • Las Cocinas y el Pabellón

A la derecha del segundo patio, sombreado de cipreses y plátanos, se encuentran las cocinas del palacio, actualmente galerías donde se expone la colección imperial de cristal, plata y porcelana china.

Unas 2.500 piezas de las más de 12.000 porcelanas chionas y japonesas que se usaban o decoraban el palacio.

En la época en que estas estancias funcionaban como cocina, un equipo de más de 1.000 cocineros y sus ayudantes preparaba los platos destinados a diferentes partes del palacio.

  • El Tercer Patio

Se entra en el tercer patio por la puerta llamada Bab-üs Saade (la puerta de la Felicidad).

Nadie podía atravesarla sin permiso especial. Bajo el control de los eunucos blancos se podía pasar a este patio reservado para el Sultán.

El centro imperial de enseñanza superior, la Sala del Trono, el Tesoro privado del Sultán y las salas de las Sagradas reliquias se encuentran en este patio.

La Sala del Trono estaba situada enfrente de la entrada, y todos los criados que servían en esta sala eran sordomudos por razones de seguridad.

Al propio Sultán le solían servir oficiales de alto rango, que eran al mismo tiempo los mejores alumnos de la escuela imperial (el Enderún).

A través de una pequeña ventana enuncia de las fachadas del patio, podemos ver un Imán recitando pasajes del Corán.

  • El Tesoro

El tesoro de Topkapi contiene la colección más rica del mundo, o eso dicen. Yo creo que cada país presume de tener la joyas mas preciadas del mundo, si no, que lo pregunten en Inglaterra.

Las joyas exhibidas en las cuatro salas seguidas son auténticas y originales.

Una pena, pero no pudimos acceder al Tesoro ya que según nos cuentan está cerrado por obras de restauración.

  • La Sala de las Sagradas Reliquias

No hay religión que no presuma de reliquias sagradas y originales, y en este caso, tampoco podían faltar. Se dice que las Sagradas Reliquias del mundo islámico fueron traídas al palacio a comienzos del siglo XVI, desde Egipto, cuando este país fue conquistado por los turcos. Desde entonces las reliquias se conservan en el mismo sitio.

En esta sala están exhibidas las pertenencias personales del Profeta, uno de los primeros coranes escritos a mano y las llaves de la Kaaba, así como otras, un poco más cuestionables, como la Vara de Moises, y otros.

  • El Cuarto Patio

En él se encuentran los pabellones de los jardines y entre ellos el Pabellón de Bagdad, el único edificio de madera del palacio, decorado ricamente con adornos y azulejos, que data del siglo XVII.


Tras despedirnos del guía, y dada la hora, que mejor plan que pasear por los jardines de palacio, y aprovechar las vistas sobre el Bósforo para comer en el mirador existente en Palacio.

Vamos a la terraza KONYALI y nos tomamos unos buenos Kebabs en el buffet. Un descanso mirando la belleza del Cuerno de Oro

Ya por la tarde, después de comer, salimos del Palacio y volvemos sobre nuestros pasos por la ruta del museo arqueologico y tomamos la calle Alay Hosku. Vamos en busca de la Cisterna, siguiendo los pasos de Tom Hanks en Inferno.

No se porque me imaginaba la Cisterna como un gran edificio museo, pero lo cierto es que externamente, no parece mas que una pequeña vivienda. Como diría Bella, «la belleza está en el interior».

Una vez mas, cola para entrar, pero aquí no hay guía.. Precio entrada 17€. (Se puede pagar en euros). No admiten tarjetas de crédito, solo Cash, pero se puede pagar en Lt, € o US$ sin problemas.

Tras bajar unos escalones, aparece una estancia «inmensa», muy oscura con una ligera iluminación en las BASA de las miles de columnas que ahí se encuentran.

Cisterna de Yerebatan

La entrada principal de la cisterna Yerebatan, que es la más grande de las 60 cisternas que fueron construidas en Istanbul durante la época Bizantina, está situada frente al museo de Santa Sofía.

Como no había agua dulce suficiente dentro de las murallas que rodeaban la ciudad, durante siglos la traían de las fuentes y ríos desde el Bosque de Belgrado, a unos 25 kilómetros de distancia.

Durante los asedios, los enemigos destruían los acueductos o envenenaban el agua, por eso se vieron obligados a depositar el agua potable en estas cisternas y, de este modo, utilizarla en caso de necesidad.

La cisterna de Yerebatan, construida en el año 532 en pocos meses, era el lugar en donde se depositaba el agua traída a través del acueducto de Valento.

Fue utilizada hasta el siglo XIV y restaurada a mediados del siglo XIX, ya que durante mucho tiempo no había sido utilizada (en la época otomana).

Para su construcción se utilizaron diferentes tipos de piedra y de columnas romanas de distintas épocas. Consta de 336 columnas repartidas en 12 hileras de 28 cada una, situadas a 4 metros unas de otras.

La Cisterna parece un bosque de columnas. Ocupa un área de 10.000 kilómetros cuadrados y su capacidad es de, aproximadamente, 80.000 metros cúbicos.

Tras las restauraciones de 1987, fueron reabiertas al turismo. Hoy en día, se puede llegar hasta el final de la cisterna que antes sólo se visitaba en barquitas.

La música clásica y el espectáculo de luz completan su atmósfera mística.

En el ángulo izquierdo de la cisterna, se descubren dos columnas cuyas bases esculpidas con óvolos clásicos reposan sobre dos misteriosas cabezas de Medusa.

Pero, ni rastro de Tom Hanks.

En este momento, la Cisterna tiene poca agua, pero nos hacemos la idea de lo que tiene que ser asistir a un concierto aquí… Con luces tenues, el agua reflejando y la acústica de semejante lugar. Un privilegio para los sentidos.


Salimos de la Cisterna y aprovechamos el bonito atardecer para pasear, una vez mas por la explanada de las Mezquitas.

Pero esta vez, nos dirigimos a la zona del Hipódromo. Se trata de una gran explanada, rectangular, con dos obeliscos situados en el centro. Recuerda mucho, en forma y estructura a la Piazza Navona, en Roma, que originalmente también era un circo para carrera de Vigas (caballos..-ver Benhur).

En la explanada del Hipódromo se pueden destacar los siguientes elementos:

  • Obelisco Egipcio (de Teodosio I)

Es el monumento más antiguo de Istanbul y fue colocado delante del templo de Karnak en Luxor por el faraón Tutmes II, en conmemoración de la gran victoria de su ejército en Mesopotamia.

Es de una rara especie de granito color de rosa.

En el siglo IV, un emperador romano, cuyo nombre ignoramos, lo hizo traer a Istanbul con el fin de ganarse por ello la estima y la admiración del pueblo.

Estuvo varios años en un rincón del Hipódromo hasta que fue colocado en su lugar en el año 390 por el alcalde Proclus por orden del emperador Teodosio I.

El obelisco Egipcio, que siempre se ha creído mágico, es el segundo monumento más antiguo de Istanbul. Se levanta sobre un plinto romano adornado con relieves que, a su vez, está sostenido por cuatro tacos de bronce.

Los temas representados en los relieves son: el emperador con su familia y algunos miembros de la nobleza presenciando las carreras desde el palco imperial; un grupo de espectadores, un conjunto de bailarines y músicos y varias escenas de carreras.

El obelisco tiene 25, 6 metros de alto.

  • La Columna de Cantería

Esta columna en forma de obelisco hecho de piedras toscamente labradas, se eleva en la parte meridional del Hipódromo.

No se sabe la fecha exacta de su construcción, por lo tanto se conoce bajo el nombre del famoso emperador Constantino Porfirogeneta quien mandó restaurarla en el siglo X.

Las placas de bronce con inscripciones de oro que en su época cubrían la columna, fueron robadas durante la cuarta cruzada.

  • La Columna Serpentina

Es uno de los monumentos más antiguos de Istanbul.

Se compone de tres serpientes enroscadas entre sí, cuyas cabezas constituían el trípode sobre el que se sostenía una caldera de oro que no se ha conservado.

Treinta y un ciudades griegas, después de vencer a los persas en el siglo V a.C., juntaron todos los botines de bronce y fundieron esta maravillosa columna de ocho metros de altura.

En un principio fue colocada en el Templo de Apolo en Delfos, pero fue el emperador Constantino quien la hizo traer y colocar en el centro del Hipódromo de Istanbul en el año 479.

Hasta el año 1700, las figuras de las serpientes conservaron sus cabezas.

El fragmento de una de ellas, descubierto recientemente, se exhibe en el Museo Arqueológico.

Según nos comenta un comerciante de la zona, que amablemente nos explica las curiosidades del Hipódromo, durante la gran peste, se asoció a las serpientes con las causantes de la maldición, por lo que los viandantes se dedicaron a apedrear las figuras hasta romper las cabezas.. No se si es verdad, pero tiene una nota de leyenda romántica.


Tras la paliza del día, regresamos al hotel, para descansar un rato, no sin antes reservar, para cenar, en una terraza panorámica. Ventajas de la situación del Hotel que nos permite hacer pausas para descansar un rato.

Tiempo de cena, Acudimos al Panorámic Terrace restaurant. Situado en la ultima planta del Hotel. Unas visitas panorámicas al sureste, permite observar las dos mezquitas contrapuestas.

Un lugar inmejorable para tomar una cena turca en un ambiente y con unas vistas inmejorables.

 

 

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Tras la cena, regreso al hotel, pasando por las mezquitas, bajo el sonido de los cánticos llamando a la oración.

 

Lunes.-

Empezamos la jornada, y tras el desayuno, partimos en dirección al Gran Bazar.

Tras pasar por delante de la Columna de Constantino, nos adentramos por estrechas y concurridas calles. Es fácil desorientarse ya que hay momentos en que tras varios giros no se sabe sin vas al norte o al sur.

Tras pasar una pequeña puerta amurallada, aparece ante nuestro ojos la Mezquita Nuruosmaniye,

El patio, de factoría semicircular llama la atención. Normalmente los patios son cuadrados, pero este es una excepción.

 

 

Tras quitarse los zapatos, y las mujeres cubrirse el pelo, accedemos al interior de la mezquita.

Grandes alfombras rojas cubre la totalidad de suelo, y llama la atención las inmensas lamparas.

La Mezquita, franqueada por grandes ventanales tiene una luminosidad desconocida para este tipo de construcción.

La Mezquita, quizá no es tan conocida como otras, pero se recomienda visitarlas.

MEZQUITA DE NURUOSMANIYE

La Mezquita Nuruosmaniye que significa «La Luz de Osman» fue construida por el Sultán Mahmut I en 1748 y se terminó durante el reinado del sultán Osman III en 1755.

El edificio fue construido en un estilo barroco único que era un estilo de arquitectura popular del siglo 18 en el Imperio Otomano. Para su construcción, el sultán Mahmud I hizo que trajeran planos de distintas iglesias que había en Europa.

Contrató a un maestro constructor griego llamado Simon y ordenó que se construyera un edificio similar al de estos planos los cuales por opocisioon de gente religiosa no pudo concretarse.

Fue construido en la cima de una de las siete colinas de Estambul por dos arquitectos: un arquitecto griego llamado Simeón, y Mustafá Aga.

La mezquita tiene un patio semi-circular de 12 columnas y 14 cúpulas y sin una fuente.

Hay tres entradas al patio y dos filas de ventanas en sus muros exteriores. La mezquita tiene una gran cúpula única que mide 25 metros de diámetro y se eleva a 43 metros desde el suelo.

No hay columnas en la sala de oración porque la cúpula está sostenida por cuatro grandes arcos.

Hay dos minaretes de Media Luna Roja de piedra en la parte superior y dos balcones en cada uno. Las paredes principales tienen muchos adornos, mientras que el nicho (mihrab) y el púlpito (mimbar) son obras de piedra.

El interior de la mezquita está bien iluminado gracias a la existencia de muchas ventanas que dejan pasar mucha luz.


Tras salir de la Mezquita, basta pasar por una puerta amurallada para salir directamente al Gran BAZAR. Esto es otro mundo.

Perderte en el Gran Bazar es lo mas fácil del mundo, y un consejo. Si tienes interés en una tienda, es mejor cerrar la compra en el momento, porque si te dan la tarjeta para que vuelvas mas tarde, es probable que no vuelvas a encontrar el lugar. Una de dos, o eres como Hansel y Gretel, y vas tirando migas de pan o quizá es que te encuentres Ena un espacio temporal distinto, porque la tienda ya no existe.

El Gran Bazar

El Kapali Çarsi es uno de los puntos más conocidos de Istanbul, uno de los más variados mercados del mundo y el más grandes de Turquía.

El Gran Bazar, que ocupa un total de 35 hectáreas, unas ochenta calles, cuenta con más de cuatro mil quinientas tiendas en las que trabajan más de quince mil trabajadores.

Además de las tiendas, el Gran Bazar dispone una mezquita, doce capillas o mescid, un pozo y seis fuentes. Siendo así no es de extrañar que de él se diga que es una ciudad fundada para el comercio.

Entre los objetos más preciados a la venta en este enorme mercado, destacan los samovares, los narguiles o pipas de agua, los trabajos de orfebrería y cobre, las piezas de ónice, los rosarios, disfraces para niños, trajes de bailarina de la danza del vientre, cajitas de madera, de nácar y de marfil y, por supuesto, la joyería con sus bellos diseños.

Quizás haya perdido un poco del aire oriental que tenía en sus orígenes, pero la esencia de este mercado sigue siendo la misma.

Dieciocho puertas dan acceso a este gigantesco mercado.

La más importante de todas es la de Nuriosmaniye, que lleva un escudo muy revelador de lo que espera dentro.

Se representa una pistola, un libro, la bandera y la puerta de Beyazit con el lema del Sultán Abdülmecid: Dios quiere al que hace negocios.

Durante la época otomana, el Kapali Çarsi no sólo era el mercado más importante de la ciudad, sino que, además, funcionaba como bolsa y banco.

En los comienzos, las calles del Gran Bazar olían a especias, a cuero, a telas y a madera.

Durante la época de la esclavitud, también fue el mercado de esclavos.

A pesar de haber perdido estas tres funciones, sigue siendo igual de vital para la economía de la ciudad pues mueve una gran cantidad de divisas cada día, aparte de ser el centro del trabajo de oro.

Se ha calculado que por las tiendas del Bazar pasan unas quince mil personas diarias y que, en los escaparates de los mil quinientos joyeros, hay unas diez toneladas del preciado oro.


Dejamos el Gran Bazar por una de sus puertas norte y nos dirijamos al Kadikoy Uskudar Pier. Allí nos espera el guia con el barco que hemos alquilado. Es un barco de cruceros que alquilamos para 4 personas. Coste 150 pareja.

Tomamos rumbo al cuerno de Oro, para posteriormente atravesar el mar Marmaray y volver costeando Asia. Estamos entre dos continentes

Durante al travesía, una hora y media, nos enseña el Palacio Dolmabache,, nueva residencia de los últimos sultanes, construido en el siglo XIX siguiendo el diseño y el gusto de los Palacios europeos. También vemos El Barrio y los nuevos hoteles de lujo, con helipuerto incluído que se han incorporado al perfil de la ciudad en los últimos años.

Cuando nos acercamos al puente Temmuz Sehitler, puente entre dos continentes y uno de los mas largos del mundo, vemos a nuestra izquierda la ruinas de un edificio abandonado. El guia nos comenta que ahí se encontraba la discoteca REYNA. Está discoteca era una de las mas famosas antiguamente, aunque su fama actual se debe al triste suceso del atentado islamita personas acribilladas a tiros. Las autoridades turcas decidieron proceder a su demolición total, para así borrar la lacra del terrorismo sucedido en Estambul.

Durante la travesía, nuestra embarcación es acompañada por grupos de delfines que parecen querer seguir nuestro trayecto. El guía nos indica que hay delfines en el mar Marmaray pero que nos es frecuente verlos en el Bósforo y que no es habitual que se vean desde la embarcación. Así que lo tomamos como un signo de suerte.

Llegados al puente, tomamos el camino de regreso, esta vez por la costa asiática. Vemos las nuevas construcciones, y se nos dice que esta zona empieza a convertirse en zona de lujo, ya que proliferan mansiones de mas de 1 millón de euros.

Tras alcanzar la Torre de la Doncella, pequeña isla en la que solo existe un restaurante, muy de moda, tomamos el camino de regreso a puerto.

Desembarcamos en el pier colindante al Puente Galata, y como vamos bien de tiempo y os es hora de comer, callejeamos un ratito, no llega a media hora, y llegamos al mercado de las especies

El Bazar Egipcio – Mercado de las especies

Este mercado, que recibe el nombre de Mercado Egipcio por ser el lugar donde se vendían las especies traídas de Egipto durante la época otomana, se encuentra en el muelle de Eminnü, justo enfrente del Puente de Gálata.

En el bazar de las especies hay noventa y siete tiendas.

Fue construido en el año 1660 para poder financiar el Külliye de la Mezquita Nueva. Tiene forma de cruz invertida y sus cúpulas están cubiertas de plomo.

Las seis puertas del mercado se abren en diferentes posiciones. En el mercado se pueden comprar docenas de especias y todo tipo de hierbas en pequeños paquetes preparados o en grandes sacos, por gramos.

Aparte, entre las especialidades del bazar Egipcio se encuentran alimentos como pastirma (carne de ternera curada con especias), quesos, mermeladas, frutos secos, lokum (delicias turcas), esponjas naturales y varios perfumes orientales que se venden en pequeñas botellas.

El interior del bazar egipcio tiene una gran atmósfera mucho más oriental que el gran bazar, quizás el exterior del mercado sea más interesante que el exterior. Merece la pena visitar el mercado de flores y de pájaros que se encuentra en un patio exterior del mercado.

Tras esta visita obligada, y la compra de Te de Manzana y otras variedades, salimos para buscar algún sitio para comer.

Vamos a la calle Divayolu Ave y dado el buen día que hace, paramos en una terraza, Lotti Pierre, para tomar un tentempié y reponer fuerzas.

Por la tarde, tomamos el tranvía para acercarnos a la Torre Galata. La compra del billete de tranvía es una odisea. Solo hay carteles en Turco en la maquina. Hay que comprar una tarjeta y luego recargarla. Como no tenemos ni idea, meto 5 Lt y a ver que sale. Nos sale una tarjeta con un viaje, así que se recarga otro viaje y ya podemos subir al tranvía. Hay que leer el destino final de la línea que queremos coger porque por la misma línea circulan varios tranvías con distintos destino final. Pero prueba superada, llegamos con éxito a nuestro destino, Kurekciler ave. Ahora solo toca una ascesión muy empinada de una media hora y llegamos a la torre Galata.

Torre Galata

Esta torre de sesenta y un metros de altura que se eleva encima de la colina de Gálata puede ser contemplada casi desde toda la ciudad. Uno de los motivos de que su visita sea imprescindible es, precisamente, su magnífica vista panorámica de la ciudad.

La torre está construida encima de una colina que domina el Bósforo, el mar de Mármara y el cuerno de Oro.

Al mirador de la torre se llega después de subir 143 escaleras o bien, para los menos entusiastas, en ascensor. Desde arriba se puede admirar un panorama de la ciudad.

Se sabe que desde el siglo V en este mismo lugar había una torre, pero ésta fue construida por los genoveses hacia 1348, como gran baluarte del recinto amurallado que debía protegerlos de los eventuales ataques de los bizantinos.

Los genoveses la llamaron La Torre de Cristo.

Alcanza una altura de 140 metros desde el nivel del mar y tiene 9 metros de diámetro por dentro.

La torre, durante la época otomana, fue utilizada como prisión para encarcelar a los prisioneros de guerra. También se utilizó como observatorio. Después del final de la época otomana, se convirtió en atalaya de vigilancia de incendios.

Las colas para entrar son muy largas y el aforo limitado, por lo que es complicado que acceder con tiempo para ver la puesta de sol sobre el Cuerno de Oro. Hay dos alternativas. En la misma plaza hay una cafetería que ofrece la posibilidad de subir a la terraza para ver la puesta de sol mientras tomas algo. Por otro lado, mi preferida, tomar la calle Buyuk Hondek Ave y al final de la misma, se desemboca en el parque Bedrettin en el que hay bancos corridos y la vista sobre le Cuerno de Oro es inmejorable.

La zona en la que se ubica la Torre Galata esta llena de restaurantes y zonas de ocio por lo que cenamos popa ahí.

Tras la cena, y siguiendo los pasos de Agatha Christie en Orient Expres, nos acercamos al Hotel La Pera, famoso por ser el hotel en el que se hospedaban los viajeros del famoso tren.

Después taxi y al hotel, mañana será otros día.

Martes.-

Último día en Estambul, a intentar hacer las cosa que tenemos pendientes,

Lo primero y ya que no pudimos ver la Mezquita Azul, por obras, vamos a consolarnos visitando la MEZQUITA DE SULIMAN. Dicen que es muy parecida a la azul, por lo que al menos, hacernos a la idea.

Tras un paseo de media hora desde el hotel, llegamos a la Mezquita de Suliman.

Mezquita Imperial de Süleymaniye

Las cúpulas escalonadas y los cuatro delgados minaretes de la mezquita dominan el horizonte en la orilla occidental del Cuerno de Oro.

Considerada la más bella de las mezquitas imperiales de Istanbul, fue construida entre los años 1550 y 1557 por Sinán, el famoso arquitecto de la Edad de Oro otomana.

Situado en la cima de una colina, el edificio llama la atención por su gran tamaño, destacando sus cuatro minaretes que se elevan en cada esquina del patio.

En el interior, el mihrab (nicho para la oración) y el mimbar (púlpito) son de mármol blanco delicadamente tallado; las vidrieras colorean los haces de luz que penetran en su interior.

Fue en los jardines de este complejo donde Solimán y su esposa Roxelana hicieron construir sus mausoleos, y cerca de allí el propio Sinán edificó su tumba.

En el complejo de la mezquita también se incluyen cuatro madrazas, o escuelas teológicas, una escuela de medicina, un comedor de beneficencia y un hospicio para los pobres, un caravasar y un baño turco.

Como es habitual, procedemos a descalzarnos y pañuelo en el pelo para las mujeres.

Entramos en las Mezquita. Unas alfombras mullidas cubren toda la superficie de la sala.

Grandes ventanales rodean todo el entorno dando una gran luminosidad a toda la sala

En una puerta, a la izquierda de la sala de oración, observamos un tronco de árbol apoyado en el hueco. Preguntando a una chica del servicio de vigilancia, se sorprende, pero desconoce si tiene algún significado. Pero viendo mi curiosidad me indica que me fije en las lamparas. Cada cierto número de tulipas, se intercalan unos huevos de avestruz. Nos dice que esos huevos son para espantar a las serpientes. Curioso aunque no entiendo el motivo.

La Mezquita impresiona por su magnificencia y lujo.

A la salida de la Mezquita en el oeste del complejo nos encontramos un pequeño cementerio con las tumbas orientadas, como es preceptivo a la Meca. Pasado el cementerio nos encontramos con dos edificaciones dedicadas a mausoleo de el Sultán Suleiman y de los hijos varones.

En una edificación lateral, se encuentra el mausoleo de la Sultana y de las hijas.

Las vistas sobre el Bósforo y el Cuerno de Oro desde la explanada de la Mezquita son fantásticas, y desde ahí vemos a escaso metros un edificio con una terraza habilitada como bar, así que decidimos darnos un descanso e ir a tomar algo.

Pensado y hecho. El sitio ideal. El tiempo maravilloso, cielo azul y unas vistas sobre el Bósforo con la Mezquita de Süleymaniye a nuestra espalda. Esto es vida. Uno se puede acostumbrar a esto.

Tras el descanso retornamos al Gran Bazar. Hay que cerrar las compras y los regalos que se quieran traer a la familia

Recordar lo que dije anteriormente, si ves algo en el Gran Bazar y piensas venir otro día a comprar, aunque en la tienda te den la tarjeta del local.. NO TE PREOCUPES, no la encontrarás por muchas vueltas que des. Doy fe, porque nos ha pasado.

Ya por la noche decidimos despedirnos de la ciudad cenando en una terraza del hotel Pierre Lotti.

Cena con música y con unas vistas inmejorables de la ciudad iluminada.

Regreso al hotel, y reservamos transporte para ir al Aerpuerto SAW de madrugada.

CONCLUSIÓN:

Una escapada maravillosa y muy recomendable.

Mi experiencia sobre Estambul.- Ciudad muy limpia y muy segura. Hay policía militar por todos sitios y la entrada en edificios turísticos se hace con vigilancia de la policía y pasando por arcos de seguridad. Y si no tienes nada que ocultar no debe molestar la seguridad.

La gente muy amable y muy volcada con el turismo.

Como nos han quedado cosas por ver, Palacio Dolmabahçe, Mezquita Azul (por dentro) , Mezquita nueva, y muchas cosas mas, VOLVEREMOS.

Otros datos_:

Viaje realizado en el puente del 1 de mayo 2018